El Gobierno cerró Vialidad con épica anticorrupción, pero lo hizo justo cuando salieron a la luz las imágenes del ingreso irregular de diez valijas.
Desde que asumió en diciembre de 2023, Javier Milei había logrado mantener la centralidad de la agenda política casi en su totalidad. Ya sea por sus polémicas declaraciones llenas de insultos, sus giras internacionales o las medidas disruptivas que impulsó desde el Ejecutivo, el libertario supo imponer el ritmo del debate público. Pero esa dinámica empezó a desmoronarse hace unas semanas, y el cierre de Vialidad Nacional, anunciado este lunes, parece ser un desesperado intento por recuperarla.

La medida fue presentada como un acto simbólico para “firmar el acta de defunción de la corrupción en la obra pública”, con referencias explícitas a la causa Vialidad y la condena judicial a Cristina Kirchner. El vocero presidencial Manuel Adorni reforzó esa línea en conferencia de prensa, acompañado por un video cargado de épica anticorrupción. Pero el momento elegido por el anuncio fue todo menos casual: apenas unas horas antes se habían difundido las imágenes del escándalo de las diez valijas que ingresaron de forma irregular al país, eludiendo todo control aduanero en el Aeroparque Jorge Newbery.

El cierre de Vialidad no solo funcionó como una doble pantalla (profundizar el uso de la motosierra con la excusa del fallo contra CFK), sino que puso en evidencia, una vez más, que el relato de transparencia que el oficialismo intenta imponer desde el día se encuentra en crisis.
La historia de las valijas es todo menos menor. En el centro está Laura Arrieta, cercana al empresario Leonardo Scatturice (organizador local de la ultraderechista CPAC y actual comprador de Fly Bondi), quien descendió de un jet privado con equipaje que nunca pasó por los escáneres de la Aduana. En su momento, Adorni negó todo: “Es fácticamente imposible que alguien haya visto a alguien con diez valijas”, dijo. Las imágenes lo desmintieron de forma categórica, aunque en su conferencia el vocero decidió no tocar el tema.
Como si fuera poco, anoche, el director de ARCA (ex AFIP), Juan Pazo, ensayó una defensa insólita en televisión: primero, afirmó que si el Gobierno hubiese querido ocultar algo, no habría iniciado una investigación interna (que pasó solo cuando TN filtró las imágenes); luego, justificó el ingreso sin controles con un argumento de dudosa solidez: “No se escanean el 100% de las valijas”, dijo, y agregó que los controles son más laxos si el avión proviene de Estados Unidos, ya que, según su interpretación, se trata de un país con “estándares de seguridad altos”, a diferencia de naciones como “Venezuela o Nigeria”. Una defensa que oscila entre la ingenuidad y el sesgo ideológico, y que el propio Milei no dudó en amplificar en redes sociales citándola con mayúsculas: “DESENMASCARANDO MENTIROSOS”.